
Todos, sin excepción, hemos tenido que acudir al dentista en algún momento de nuestra vida, y es que la boca es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano así como la puerta de entrada a nuestro organismo tanto de alimentos como de «otras cosas». Normalmente, la causa más obvia de una visita al dentista suele ser el dolor, ya que relacionamos la ausencia de éste como signo de que no existe ningún problema de salud oral, y esto no refleja para nada la realidad.
Afortunadamente, la mayoría de las afecciones de salud bucodental son prevenibles en gran medida y pueden tratarse en sus etapas iniciales. Y entre las más comunes tenemos las siguientes:
- Caries dental
- Mal aliento
- Erosión dental
- Cáncer oral
- Enfermedad de las encías
- Úlceras bucales
- Traumatismos dentales
- Sensibilidad dental
- Tinción dental
- Maloclusión
A continuación te explicaremos en qué consiste cada una de estas afecciones bucodentales y sus posibles tratamientos. Pero recuerda, visitar a tu profesional de la salud será siempre lo más aconsejable.
Caries dental: afecta a caso el 10% de la población adulta así como a un 96% de la población infantil a nivel mundial. La caries dental se produce cuando la placa bacteriana que se forma en la superficie de los dientes convierte los azúcares libres que contienen los alimentos y las bebidas en ácidos que destruyen el diente con el tiempo. Si la caries es grave habrá que realizar o bien un empaste o incluso, si fuese necesario, una endodoncia. En algunos casos muy graves puede llegar a ser necesario la extracción del diente afectado.


Mal aliento: conocido también por halitosis, esta patología la sufren alrededor de un 85% de los adultos y suele estar causado por una afección bucal. Se podría decir que prácticamente es un síntoma derivado de otra enfermedad bucodental, más que una afección bucal propiamente dicha. De hecho, la halitosis aparece como consecuencia de la enfermedad de las encías, la caries, el cáncer oral y el acúmulo de bacterias en la lengua. Por lo general, este problema se solventa tratando la enfermedad principal que la causa, aunque no se puede descartar también que el origen del mal aliento sea causado por problemas digestivos.
Erosión dental: es la causada por la pérdida de la estructura dental causada, a su vez, por el ácido que ataca el esmalte, lo que conlleva, en la mayoría de los casos, a un aumento de la sensibilidad dental, llegando, incluso, en casos muy graves, a producir grietas y/o fisuras en los dientes. Para solucionar este problema, se pueden realizar diferentes tratamiento para disminuir la acción de los ácidos causantes de la erosión así como para proteger directamente los dientes.


Cáncer oral: esta patología se encuentra entre los 10 tipos de cáncer más frecuentes. Es, además, una enfermedad muy grave y mortal, con lo que conviene tenerla muy en cuenta. Entre sus principales síntomas están la aparición de manchas rojas o blancas en las mucosas de la boca o la aparición de llagas frecuentes que no terminan de curar, entre otras. Además, esta afectación está directamente relacionada con otros factores considerados de riesgo tales como el tabaquismo o el consumo de alcohol. En estos casos, la prevención y el diagnóstico temprano son las mejores herramientas para que esta enfermedad puede frenarse a tiempo.
Enfermedad de las encías: también conocida como enfermedad periodontal. Comienza en un estado llamado gingivitis en el que predomina la inflamación y enrojecimiento de las encías. Si no se frena a tiempo y avanza, se convierte en periodontitis, llegando a afectar el hueso soporte de los dientes además de las encías y provocando, en estados muy avanzados, la pérdida de piezas dentales. Para prevenir la enfermedad de las encías es fundamental llevar una correcta higiene bucal así como realizar limpiezas periódicas profesionales en nuestra dentista de confianza, de este modo mantendremos nuestros dientes sanos.


Úlceras bucales: más conocidas como aftas o llagas y aparecen dentro de la boca, no en los labios. Pueden ser blancas o con los bordes enrojecidos. No son contagiosas y suelen aparecer más en niños y adolescentes que en adultos, principalmente causadas por problemas inmunológicos, bacterianos o víricos, incluso por estrés y cambios en hormonación. Para su tratamiento se pueden recetar medicamentos que alivien el ardor o picos pero es fundamental localizar la causa para poder acotarla.
Traumatismos dentales: por definición es la rotura de un diente, bien por un golpe, caída o accidente. También puede ser resultado de la masticación de alimentos o elementos duros. El tratamiento a realizar irá en función de la gravedad de la rotura, pudiendo ser desde un empaste a una endodoncia y en casos muy graves la extracción de la pieza afectada.


Sensibilidad dental: es un problema muy común que implica sentir dolor o molestias en los dientes por estímulos como el aire, los dulces, las bebidas calientes o frías, los helados, etc. Es un problema muy molesto y el dentista podrá ayudarte a solucionarlo en función de la causa principal de la sensibilidad. En algunos casos, se pueden aplicar barnices o geles protectores ricos en flúor sobre los dientes para cerrar los túbulos dentinarios expuestos y que son los causantes de la hipersensibilidad dental.
Tinción dental: algunos alimentos, ciertos medicamentos, el tabaco, etc., pueden causar que el color de nuestros dientes se vuelva más oscuro, apareciendo manchas que afean nuestra sonrisa. Obviamente, el propio envejecimiento del cuerpo afecta también, es cierto grado, a la coloración de nuestros dientes. Para evitar estas tinciones, debemos hacer cambios en nuestra dieta con respecto a aquellos hábitos que puedan estar causando la pigmentación e incluso, en algunos casos, optar por realizar un tratamiento de blanqueamiento dental


Maloclusión: esta se produce cuando nuestros dientes y/o mandíbulas no están bien alineadas, por lo que los dientes superiores no encajan con los inferiores al masticar. Esto lleva aparejado otro tipo de problemas como dolores de cabeza, problemas respiratorios e incluso de dicción (habla), sin contar con el problema más obvio que es la estética dental. Los casos de maloclusión se tratan, principalmente, con tratamientos de ortodoncia, aunque en casos muy severos conllevan también tratamientos de otras especialidades de la odontología como, por ejemplo, cirugía maxilofacial o prostodoncia.
Tal y como comentábamos al comienzo de esta entrada de blog, el mejor amigo para nuestra salud bucal es la prevención. Para ello es recomendable visitar a nuestro dentista cada 6 meses para asegurarnos de que si existiese algún problema, podamos atajarlo en una fase temprana.
