El antibiótico no baja la fiebre ni reduce la tos.

¿QUÉ SON LOS ANTIBIÓTICOS?

Los antibióticos son medicamentos utilizados para combatir infecciones en personas o animales. Estos fármacos actúan de dos formas: destruyen las bacterias o bien impiden su crecimiento. Un antibiótico es eficaz específicamente contra un único tipo de bacteria o contra varias bacterias.

El primer antibiótico, la penicilina, fue descubierto por Alexander Fleming en 1928. Su uso a partir de la década de los cuarenta revolucionó la atención médica y redujo de manera drástica la mortalidad causada por enfermedades infecciosas. Actualmente existen más de quince grupos distintos de antibióticos, que se diferencian por su estructura química y por las infecciones y bacterias sobre las que actúan.

¿QUÉ POSICIÓN OCUPA ESPAÑA EN EL RANKING EUROPEO DE CONSUMO DE ANTIBIÓTICOS?

El consumo de antibióticos en España ha registrado una bajada del 32.4% entre 2014 y 2020. Un descenso muy notable de acuerdo con los datos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECOC).

Nuestro país ha abandonado, gracias a las campañas de concienciación, los primeros puestos del ranking de consumo de antibióticos en la Unión Europea y figura como el 6º con mayor reducción del consumo de antibióticos entre los 25. Así, la media nacional de consumo de antibiótico ha colocado a España en el puesto 22 de los 27 países que en este momento reportan datos a ECOC.

Esta tendencia decreciente es especialmente relevante si se considera que la resistencia bacteriana ya constituye un riesgo sanitario global y que se trata de un fenómeno causado principalmente por el consumo excesivo o inadecuado de antibióticos.

¿QUÉ ES LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS?

En la actualidad, los antibióticos están perdiendo eficacia a un ritmo alarmante, debido a que el uso inadecuado y excesivo de estos medicamentos provoca que las bacterias se vuelvan resistentes a ellos: las cepas sensibles son destruidas cuando se exponen a los antibióticos, pero las resistentes siguen creciendo y multiplicándose, e incluso pueden diseminarse a otras personas que no hayan tomado ningún antibiótico.

Es decir, la resistencia supone que la bacteria se hace insensible al tratamiento, independientemente de que el paciente haya tomado en algún momento estos antibióticos. Por tanto, consumir estos medicamentos incorrectamente representa un riesgo para la salud del paciente y para la población en general, pues dificulta el tratamiento de las infecciones bacterianas -que no responden al tratamiento-, al tiempo que aumenta el riesgo de contagio y de aparición de complicaciones.

Aunque la resistencia a antibióticos puede darse de manera natural, pues la bacteria trata de sobrevivir al efecto del antibiótico modificando su material genético mediante mutaciones, el consumo excesivo de antibióticos acelera la aparición y propagación de bacterias resistentes. Y, como la velocidad de aparición de resistencias es mayor que la de nuevos antibióticos, puede suceder que un día no se disponga de ningún fármaco de este tipo para tratar determinadas infecciones.

Así mismo, las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos tardan más en diagnosticarse, lo que origina un retraso en el tratamiento antibiótico adecuado y genera un aumento de la gravedad, mayor duración dela estancia hospitalaria y más riesgo de muerte. A días de hoy, el Centro Europeo para la Prevención y Control de enfermedades (ECOC) calcula que la resistencia a los antibióticos provoca cada año 33.000 muertes en Europa y unas 4.000 en España (lo que supone cuatro veces más que las muertes provocadas por accidentes de tráfico)

¿CUÁNDO USAR Y CUÁNDO NO USAR ANTIBIÓTICOS?

Ante una infección, la primera actitud que debe de tener una persona es acudir a su médico de cabecera para que establezca qué tipo de enfermedad padece, si está producida por bacterias, hongos, parásitos o virus. Únicamente los médicos y los odontólogos son los agentes autorizados en España para prescribir antibióticos.

Las infecciones respiratorias habitualmente están producidas por virus y son la causa más frecuente de un uso inadecuado de los antibióticos. De ellas, las más comunes, sobre todo en invierno, son los catarros, gripes o resfriados. Pero también hay casos de otitis, faringitis…que no necesitan ser tratados con antibióticos, porque la mayoría de ellas son producidas por otras causas. Es muy importante saber que el antibiótico no baja la fiebre, no reduce la tos, ni la mucosidad, ni los estornudos y no ayuda a recuperarse de una infección causada por un virus, ni tampoco impide que los virus de diseminen a otras personas. Los antibióticos solo atacan a bacterias y únicamente son eficaces para combatir infecciones bacterianas. De hecho, cuando se emplean por razones equivocadas, por ejemplo, para combatir un resfriado o la gripe, no son beneficiosos.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE PARA NUESTRA SALUD EL MAL USO DE ANTIBIÓTICOS?

Como hemos comentado, tratar un proceso vírico respiratorio con un antibiótico carece de utilidad: además de crear bacterias superresistentes, somete al paciente a riesgos innecesarios como la aparición de reacciones alérgicas.

Por otro lado, el uso de antibióticos por sí mismos esté bien indicado o no, produce alteraciones en la flora intestinal, bucal, vaginal… que tienen consecuencias para el bienestar de la persona que van más allá de una simple diarrea.

Y es que los antibióticos usados para tratar enfermedades concretas también afectan a determinados tipos de bacterias beneficiosas para el organismo, y favorecen el crecimiento de otras levaduras y hongos presentes en nuestro cuerpo en condiciones normales. Si se produce un aumento desproporcionado de esos microorganismos o un desequilibrio entre ellos, se pueden llegar a producir infecciones más graves. Por ejemplo, la destrucción de la flora intestinal puede producir infecciones por hongos en la boca, el esófago, la vagina… De hecho, estudios recientes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), indican que después del tratamiento antibiótico, la microbiota intestinal presenta una menor capacidad para asimilar hierro y digerir ciertos alimentos. Aunque alguno de estos cambios puede revertir al acabar el tratamiento con estos medicamentos, otros parecen irreversibles.

Por esta razón, los antibióticos deben ser tomados tan sólo cuando sean necesarios y eficaces, para evitar exponerse innecesariamente a estos riesgos.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL USO ADECUADO DE LOS ANTIBIÓTICOS?

Son muchas las autoridades sanitarias que advierten de que si el mal uso de los antibióticos no cesa, es posible que lleguemos a una situación peor que en la época previa a la aparición de la penicilina. De hecho, la resistencia a antibióticos es considerada por las Naciones Unidas como uno de «los problemas sanitarios urgentes de dimensión mundial».

Sin antibióticos eficaces para la atención y prevención de las infecciones, el éxito de tratamientos como el trasplante de órganos, la quimioterapia o la cirugía se verían comprometidas. Si no solucionamos este problema, en el año 2050 los expertos prevén un total de 40.000 muertes anuales en Europa por infecciones que antes eran fácilmente curables.

FUENTE: cinfasalud.cinfa.com

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